La Coruña 16.04.2018

UN AMIGO IMPRESCINDIBLE

UN AMIGO IMPRESCINDIBLE

Hoy toca rendir un recuerdo de gratitud a un entrañable amigo que llevamos los marinos a bordo, que aunque no figura en el Rol de Navegación ni en la Lista de Tripulantes, tiene un lugar importante en la vida a bordo, este suele dormir en el Pañol de Proa ó en el Pañol del Contramaestre, un inanimado muñeco vestido con un “Buzo o Mono” de color naranja, relleno normalmente de polipropileno de embalajes, material que lo hace ligero a la hora de recuperarlo, con la forma de su cabeza rellena de estopa, material que tanto abunda entre los pertrechos de los buques mercantes, con sus rasgos faciales pintados de esa manera tan marinera, en algunos buques hasta se les ponía el casco de seguridad para hacer más real el ejercicio de hombre al agua,  mientras tanto, permanece arrinconado entre sacos de estopa o entre la quincalla que guarda el contramaestre en su pañol, como referente de sus poderes, ante los marineros a los que maneja, para mejor marcha de la conservación del buque y otros trabajos, como decía, permanecía esperando en el pañol, su momento de protagonismo.

Nuestro amigo, por el nombre, se deduce que no es español, pero no importa, por mi experiencia a bordo en buques con diferentes nacionalidades, he comprobado que cuando se juntan este babel de gentes  con sus diferentes idiomas, los idiomas deja de ser un problema, debe ser porque los marinos sabemos que en la mar no hay fronteras, al menos yo nunca las he visto, y la voluntad de entendimiento es más fuerte que cualquier prejuicio idiomático y si no...., recurrimos al Spanglish, que se habla mundialmente.

El amigo silencioso, Williamson  ó Butakoff, también llamados, Anderson o Scharnow estos últimos, más habituales en los buques de los países del cono Sur americano,  son ellos, nuestros amigos silenciosos a los que me refiero y que quieran o no, y por normativa legal, obligatoriamente el SOLAS en su Capítulo III Regla 19.3, a pesar que no se hace una  mención explícita a este tipo de ejercicio de seguridad, pero que es una imprescindible y saludable practica náutica, como es el recuperar  al tripulante que cae al mar.

En mi experiencia en los buques mercantes en que he navegado y posteriormente en los que he mandado, continuando con la buena práctica marinera, al menos una vez cada seis meses, nuestro Willy, cae al mar, o lo tiran por la proa, con la sana intención de volver a recogerlo, simulando la maniobra de recuperación de hombre al agua, en donde se siguen los protocolos de cada tipo de curva, y se computan los tiempos de recuperación, que la verdad, siempre se prolongan más de lo debido, perdiendo entre una y dos horas en el viaje y que no creo que le haga mucha gracia al Armador ó Cargador, pero que por nuestra salud e integridad profesional y ante las obligatorias Inspecciones estatutarias de puerto, ya del MOU como Vettings, te requieren que consten las anotaciones debidas en el Diario de Navegación. SOLAS Capt. III Regla 19.5., y que su ausencia, puede originar problemas de legalidad con los requerimientos internacionales

Este ejercicio consta de dos partes muy diferenciadas, ambas importantes  e imprescindibles, una la localización del hombre en el agua, que no es un naufrago, al no ser el naufragio el causante de su situación en el mar, y la segunda parte es la recuperación del tripulante, ambas partes sumamente importantes, siendo esta segunda parte del ejercicio, la que se suele obviar, por considerar erróneamente que al localizarse al tripulante en el agua, ya se supone que se va a recuperar, dando por finalizado el ejercicio. Este error no se comete, cuando el buque tiene a bordo este personaje, que llamamos Willy (Williamson Turn) que te obliga a recuperarlo, pudiendo así comprobar y controlar los tiempos de recuperación del tripulante, sabemos que el exceso de exposición del cuerpo en las frías aguas de algunos mares pueden ser determinantes para la vida del tripulante accidentado, en caso contrario, cuando Willy no está a bordo, el sustituto suele ser un bidón que conserve la flotabilidad, que cuando se detecta en la mar, pensamos que ya no vale la pena el recuperarlo, dejándonos llevar por circunstancias de premura en reanudar el viaje y evitar situaciones incomodas con Armador/Cargador, gran error por parte del responsable de la vida de sus tripulantes.

Fernando Saiz C.M.M.

La Coruña 16.04.2018

Comentarios recientes

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